A mi siempre me ha maravillado la astrología, y he tenido un ávido interés por ella incluso desde la edad de 12 años. A los dieciséis, mientras echaba un vistazo en una librería, me topé con un libro de efemérides planetarias para calcular la posición de todos los planetas y las casas astrológicas. Yo me quedé muy sorprendido al ver esto – de que la posición de todos los planetas deben ser calculadas para poder montar una horóscopo, porque hasta ese momento yo solo estaba familiarizado con la astrología común del signo solar. Yo quise comprar ese libro por el gran interés que despertó en mi, pero en aquel entonces no podía costear los setenta y ocho dólares por ser un joven desempleado terminando la secundaria, además que invertía todo mi tiempo libre entrenando para competir en carreras de bicicleta de campo traviesa. Afortunadamente, no tuve que esperar mucho tiempo para que se volviera a presentar en mi vida una oportunidad astrológica similar.
Cuatro años más tarde, yo me encontraba visitando un viejo amigo, un quiropráctico maravilloso, quien telefoneó a su amiga astróloga para que me leyera mi horóscopo. La astróloga, su nombre era Nancy, leyó mi horóscopo por unos buenos noventa minutos, y siendo un astrólogo excepcional, tenía mucho más que decir pasados los noventa minutos. Sin embargo, mi amigo me estaba urgiendo a soltar el teléfono para evitar los altos costos de la llamada de larga distancia y de esta forma la lectura llegó a su fin. No obstante, el día siguiente yo iba a pasar por la misma ciudad en donde vivía esta astróloga, así que ella me invitó para que fuera a visitarla. Sin necesidad de decirlo, yo estaba muy excitado por escuchar más sobre mi horóscopo, de modo que me levante temprano al siguiente día, conduje las 600 millas hasta su casa, muy en exceso de la velocidad límite. (Debo haber tenido la fortuna de salir durante un momento astrológico favorable ya que no recibí ninguna infracción de tránsito por conducir a velocidad.) Cuando llegué, la astróloga me sirvió un buen almuerzo y luego procedió a enseñarme a cómo calcular un horóscopo. Aunque yo seguía con detenimiento lo que ella decía, para mis adentros pensaba: “¿y qué de mi horóscopo?, ¿cuando hablará más sobre mi horóscopo?, ¿porqué estamos haciendo todos estos cálculos?”, pero no dije nada y aprendí todos los cómputos que ella quiso enseñarme. Luego de enseñarme los cómputos, una vez más me dio de comer, tal como lo haría un anfitrión formal, preparó el cuarto donde pasaría la noche, me levanto temprano en la mañana, y dejó que siguiera mi camino – pero sin una palabra adicional sobre mi horóscopo. Honestamente, yo estaba bastante decepcionado debido a que no me leyeron un poco más mi horóscopo, pero me sentí satisfecho en el camino de vuelta cotejando las lecciones que ella me había dado.
Los cómputos que me enseño para montar el horóscopo probarían ser mucho más valiosos para mi que lo que cualquier lectura hubiera podido significar en aquel entonces. Esto debido a que no había pasado un año desde ese momento cuando me surgió una necesidad muy apremiante de obtener respuestas a mi vida que se derrumbaba. En pura desesperación, llamé a mi madre y le pedí que recopilara todos mis libros de astrología y efemérides y me los enviara por correo. Tras dos semanas de intenso estudio, incluyendo un par de visitas a la librería, y mi vida ya volvía a hacer perfecto sentido al observarla a través del espejo astrológico, y en ese punto comencé a dedicar todo mi tiempo a estudiar la poderosa ciencia de la astrología.
Desde aquel entonces, mis estudios han sido muy variados. Comencé estudiando astrología occidental, y tras un corto tiempo me sentía confiado y comencé a leer horóscopos – hasta que un día, un cliente me hizo ciertas preguntas específicas que no pude contestar. (Esto no implica desprecio por la tradición occidental de astrología, la cual tiene mucho que aportar.) Luego de estudiar tres años con la esperanza de volverme un astrólogo, me percaté que no poseía lo que yo necesitaba – entonces, ¿qué debería hacer? Como no podía pensar en nada concreto me enlisté en un ashram con la idea de permanecer allí durante ocho meses. Luego de un mes de estar en el ashram, me llegó la idea a la mente de la Astrología Védica, así que el día de mi cumpleaños ese marzo, ordené una copia del gran texto astrológico en sánscrito, el Brihat Parashara Hora Shastra, y comencé a estudiarlo seriamente.
Tras algunas semanas estudiando el Brihat Parashara Hora Shastra, yo conocí a un joven caballero de nombre Gaetano, quien me regaló una librería de todos los libros que había disponibles en aquel momento sobre Astrología Védica. Su meta era volverse un monje, de modo que estaba regalando todos sus libros. Él había vivido en India por varios años y estudió astrología mientras se encontraba allá, y afortunadamente para mi, él había adquirido una gran cantidad de libros de astrología.
A pesar de la felicidad que experimenté al recibir todos aquellos libros, luego de estudiarlos por algunos años se me hizo evidente que apenas un puñado de ellos eran de naturaleza totalmente científica, y que éstos eran los textos antiguos de la India escritos en el idioma sánscrito. Descartando el resto, me dediqué con devoción al estudio exclusivo de estos pocos textos valiosos, y escribí varios libros basados en los principios encontrados en los textos sánscritos antiguos. La investigación necesaria para poder exprimir la verdad de estos grandes textos antiguos requería de un programa de computadora que calculara los aspectos científicos de la astrología, y por cuyo motivo yo comencé a desarrollar el programa de astrología Védica Kala. Esto me trae a la buena fortuna de mi esposa, Srishti, la programadora de Kala y la del programa que genera los reportes para este portal. Yo conocí a Srishti mientras me encontraba en la India. Ella era una de varios programadores que desarrollaban programas astrológicos de computadoras. No pasó mucho tiempo luego de conocerla que supe que sería mi esposa (en realidad, yo había predicho el día que conocería a mi esposa, que fue el día que conocí a Srishti, y al poco tiempo de conocerla me percaté que estaría mucho mejor y feliz casándome con ella!) Srishti ha hecho incontables tareas posibles en mi vida astrológica. Desde programar innumerables teorías para que pudiera comprobar mis investigaciones hasta programar un grandioso paquete computacional, y lo más importante, nunca limitó que pudiera seguir estudiando y en la búsqueda de la astrología.
En años recientes, creamos un programa de generar reportes de relaciones y cedimos la licencia de uso a varias compañías de Internet. Al ver que ellos obtenían gran éxito con nuestros reportes y tras pensar que la Internet siempre puede ser un mejor lugar donde posicionar reportes, decidimos crear nuestro propio portal de reportes astrológicos, y por eso estamos aquí...